Depresión

Conoce a Jorge

Jorge tiene 50 años, entra en consulta algo avergonzado, contando que lleva unos meses, o quizás años, bastante triste. Se siente apático, ya no disfruta cuando sale con su mujer al cine, no organiza viajes, cuando antes le encantaba, tampoco recuerda la última vez que rió a carcajadas. Explica que no tiene ningún problema concreto pero que parece que lleva consigo algo así como una nube negra que le persigue y no le deja disfrutar de casi nada. Sus familiares y amigos le dicen que se queja demasiado, que todo va bien y que debería ver lo positivo de las cosas, lo que le frustra aún más. A él le encantaría, pero cree no poder hacerlo. Nota que está empezando a volverse testarudo, egoísta y bastante irascible. Todo le molesta y reacciona de manera agresiva ante situaciones que le incomodan. Cada vez se separa más de los suyos y por eso ha decidido venir a consulta.

MIS REDES SOCIALES

ESCRÍBENOS

    Acepto la Política de Privacidad

    No sé qué es lo que te ha traído hasta aquí. Quizás es por ti, quizás tienes un ser querido que te preocupa o quizás solo ha sido curiosidad. Pero espero que después de leer estas líneas entiendas mejor qué es la depresión, qué tipos hay, cuáles son los síntomas de la depresión o qué puedes hacer para superarla.

     

    Antes de contarte todo lo que tienes que saber sobre la depresión, me gustaría compartir algunos datos que seguro te sorprenderán:

     

    • Más de 300 millones de personas en el mundo tiene depresión.

     

    • España es el cuarto país europeo con mayor índice de depresión (Llegando a afectar a más de 2 millones de personas)

     

    • Se calcula que el 10,7% de la población consume tranquilizantes o pastillas para dormir y casi el 5% antidepresivos.

     

    • La depresión es la principal causa mundial de discapacidad. 

     

    ¿Cuáles son los síntomas de la depresión?

     

    Cuando hay un trastorno depresivo aparece:

     

    • Apatía o pocas ganas de hacer cosas, hasta aquello que antes te gustaba ha dejado de hacerlo. Quizás antes te gustaba quedar con los amigos, dar paseos por el campo o leer, pero cuando aparece la depresión, te quita las ganas de hacerlo. Una sensación de que nada te gusta, como si se hubieran llevado tu energía y tu capacidad de disfrutar.

     

    • Te cuesta salir de la cama por las mañanas y enfrentarte a las horas del día suponen unas energías que crees no tener. Hacer las tareas de la casa, ducharte, o cocinar puede resultarte abrumador. A veces nos sentimos culpables por ni siquiera poder enfrentarte a las tareas más básicas.

     

    • Todo parece irritarte, estás de mal humor, te enfadas a la mínima, sobretodo con los que tienes cerca. Tu alrededor te dice que estás a la defensiva, que todo te lo tomas a mal.

     

    • Te sientes vacío, sin ninguna motivación. Suele aparecer la soledad.

     

    • Si tuvieras que elegir una palabra para resumir tu estado emocional sería infeliz o agotado, tanto física como mentalmente.

     

    • Has perdido el deseo sexual. A veces esto repercute en la pareja, lo que empeora aún más la situación.

     

    • Te sientes fatigado, como si hubieras estado sin dormir o haciendo muchas cosas todo el día, cuando en realidad solo has estado de la cama al sofá.

     

    • Para cualquier tarea necesitas mucho tiempo, tienes la sensación de que te mueves a cámara lenta.

     

    • Quizás hayas tenido ideas suicidas, en mayor o menor medida has podido pensar que tu vida no tiene mucho sentido y así mejor no vivirla.

     

    • Tanto el sueño como el apetito probablemente estén también afectados, bien porque tienes ganas de comer y dormir todo el día o bien porque el estómago lo tienes cerrado y aunque quieras no puedes dormir.

     

    • Estás despistado. Te cuesta concentrarte. No sabes donde has dejado las llaves o cuando tienes la próxima cita con el médico.

     

    • Tu esperanza se ha esfumado. Sueles pensar que la situación no va a cambiar.

     

    • Sentimientos de inutilidad. Sientes que no eres válido, que no puedes hacer nada bien.

     

    • Seguramente te sientas culpable. Culpable de estar así, de que los demás te digan qué tienes que hacer pero no poder hacerlo, ¡qué fácil se ve desde fuera! Todo el mundo habla de la felicidad y de estar alegres, pero a ti te queda muy lejano.

     

    ¿Cómo diferencio si estoy triste o si tengo depresión?

     

    No tenemos que tener miedo a la tristeza. Es una emoción más que nos sirve de mucho y sentir tristeza no es patológico. Ahora bien, cuando llevas sintiendo tristeza varias semanas o es demasiado intensa te recomendaría que acudieras a un especialista.

     

    A lo largo del día o de las semanas es normal que sintamos emociones de todo tipo, algunas agradables y otras más desagradables. La tristeza generalmente es una de las emociones que metemos en el saco de desagradables, es por eso que a veces no nos permitimos sentirla de verdad.  Y digo generalmente porque muchos son los que me dicen que solo cuando están tristes se permiten parar, pensar y cuidarse, y valoran mucho ese tiempo.

     

    Vivimos en una sociedad que nos empuja a ser felices, a creernos la idea de «tú puedes con todo» o «haz que tu día sea feliz con estos 10 pasos», obviando que la tristeza también tiene su función, que no es mala y que nos convierte en humanos.

     

    Así que mientras sientes tristeza unido a otras emociones más agradables, no te preocupes, dale espacio y siéntela. Pero si la tristeza aparece día tras día y te hace difícil llevar la vida a la que estás acostumbrado, busca ayuda, mejor consultar a un especialista.

     

    Para saber más puedes leer:

     

     

     

    ¿Cuáles son los factores de riesgo de la depresión?

     

    • Sexo: Las mujeres tienen el doble de diagnósticos de depresión que los hombres.

     

    • Edad: Existe una mayor incidencia de diagnóstico de depresión entre los 18 y los 44 años.

     

    • Factores genéticos: Hay ciertos factores genéticos que influyen, ya que los familiares de primer grado tienen más probabilidades de ser diagnosticados de depresión. Esto es, si un padre o una madre tiene depresión, sus hijos tendrán más probabilidades de tenerla (en concreto es 3 veces más frecuente que tengas depresión si tus padres la han tenido que si tus padres no han padecido ningún trastorno del estado de ánimo)

     

    • Experiencias: Ciertas experiencias o acontecimientos vitales hacen que seamos más vulnerables a tener depresión. Estos acontecimientos pueden haber sido en la infancia, tales como el abuso sexual, el acoso escolar o haberte sentido desprotegido en la infancia. O bien situaciones muy intensas emocionalmente en el presente, como la pérdida de trabajo, un duelo por fallecimiento o separación o una interpretación catastrófica de la situación que estamos viviendo del coronavirus.

     

    Tus estrategias para enfrentarte al medio que te rodea: Cuantas más herramientas tengas para analizar lo que te rodea de una manera sana y adaptativa, más fácil será superar la depresión. Y esto es una de las cosas que se trabajarás con tu psicólogo. Aprenderás herramientas para que tu cerebro piense de manera saludable. Te voy a poner un ejemplo muy sencillo:

     

    Una persona con depresión, ante un día de lluvia, se despertará y dirá: “Vaya día de lluvia, mal empezamos, seguro que hay atasco y encima voy a llegar mojado al trabajo”.

     

    ¿Crees que es una visión adaptativa de ver la realidad? Pues no, porque no aporta información, no te hace adaptarte al medio, si no todo lo contrario, analizas la lluvia como si fuera el inicio de un día horrible y te predispones a ello.

     

    Es mucho más sano entrenar a tu cerebro a pensar: “Hoy está lloviendo, me voy a preparar el paraguas y ponerme mis botas de agua. El café hoy me lo tomo en la oficina y así voy más tranquilo por si pillo atasco” ¿Ves la diferencia? En el primero estás analizando la situación como si fuera una amenaza, algo horrible sobre lo que no tienes el control. En cambio, en el segundo caso, estás buscando soluciones a una situación que quizás no te guste pero que puedes hacer que no sea tan dramático.

     

    Lo importante es no normalizar los síntomas y pedir ayuda. De la depresión se sale, pero requiere de tiempo y esfuerzo. No tengas miedo a empezar una terapia psicológica, es solo una manera de entrenar a tu cerebro para que se enfrente de diferente manera a tu día a día, de entenderte y conocerte, de cuidarte, valorarte y  tratarte mejor, para acabar de una vez por todas con la depresión.

     

    ¿Por qué tengo depresión?

     

    Como acabamos de comentar más arriba, la depresión es multicausal. Es decir, es una mezcla de factores genéticos, bioquímicos y psicológicos. En ningún caso eres el culpable. No estás así porque quieres. Si estás viviendo un episodio depresivo seguramente hayas escuchado la típica frase de: “Pero si lo tienes todo, ¿por qué estás así?” Esa frase te hace responsable de la depresión, pero de verdad, no lo eres. Puedes tener una vida teóricamente perfecta y tener depresión. A veces no hay motivos concretos. No eres más débil que los demás por tener depresión.

     

    ¿Qué tipos de depresión hay?

     

    Existen varias maneras de clasificar la depresión. Una de las maneras más sencillas es clasificarla entre endógena (causa interna) y reactiva (causa externa). La depresión endógena es aquella en la que nuestro cerebro tiene problemas para segregar o utilizar correctamente la serotonina, y la depresión reactiva es aquella que se produce como respuesta a un acontecimiento negativo.

     

    Ahora os voy a contar otra manera de clasificarlo, según la sintomatología. Los trastornos del estado de ánimo se pueden clasificar en depresivos y bipolares.

     

    Dentro de los trastornos depresivos encontramos:

     

    • Trastorno depresivo mayor: Sentimiento de tristeza constante, junto a la pérdida del interés en realizar cualquier actividad. (Ve más arriba para leer más)

     

    • Trastorno distímico: Los síntomas son los mismos que los de la depresión, pero con menor intensidad. En cambio, los síntomas suelen ser crónicos, están ahí y si no hacemos nada puede durar toda la vida. A diferencia de la depresión mayor, como los síntomas son menos intensos, no incapacitan y la persona puede hacer más o menos su día a día normal, lo que hace que en muchas ocasiones no busquen ayuda y simplemente se acostumbran a vivir así.

     

    • El trastorno bipolar, en cambio, consiste en cambios bruscos del estado de ánimo, donde se ven períodos muy altos emocionalmente (llamados manías). Caracterizados por sentirte eufórico y lleno de energía con muy períodos de tristeza, desesperanza y apatía (depresión)

     

    No nos olvidemos de la depresión posparto y del trastorno depresivo estacional.

     

    • La depresión posparto es todavía un pequeño tabú en la sociedad. Poco se habla de ella, pero no quiere decir que no exista. En muchas ocasiones se vive en silencio, por la exigencia con la que cargan las madres de tener que ser felices con su bebé. Es una depresión que se da hasta los 3 meses después del parto. Se caracteriza por una mezcla de emociones, desde la tristeza, sentimientos de culpa, ira y rechazo al bebé, mezclado con una gran sensación de no ser buena madre.

     

     

    • Trastorno depresivo estacional: Los síntomas de la depresión estacional son muy parecidos a los síntomas de la depresión mayor, pero suelen darse a finales del otoño, y puede alargarse a lo largo del invierno. Puede darse también durante el verano pero es mucho menos común.

     

     ¿Qué consecuencias tiene la depresión?

     

    Las consecuencias de la depresión son muy variadas:

    Problemas de salud

    La depresión debilita nuestro sistema inmunitario, lo que hace más probable enfermar de virus, infecciones o problemas cardiovasculares. Además, la depresión puede conllevar dolores de estómago y migrañas.

    Conflictos interpersonales

    Las personas con depresión suelen estar irritables y de mal humor, además suelen interpretar las acciones de los demás como una amenaza o ataque, lo que les hace ponerse a la defensiva y contraatacar o bien echarse a un lado, aislándose de su círculo social.

    Problemas laborales

    Debido a que es más difícil concentrarse y generalmente se pierde la memoria y la capacidad para organizar y tomar decisiones, lo que te hace ser menos eficiente.

    Disminución de la autoestima

    Generalmente pierdes las ganas de cuidarte. Empiezas a comer peor, no te preocupa hacer deporte, duermes poco o mucho… Y todos estos hábitos de no cuidado, repercuten en tu salud y en tu autoestima.

    Suicidio

    Sin duda la peor de las consecuencias. El 60% de los suicidios se asocian a la depresión

    ¿Puede tener un niño depresión?

     

    Sí, los niños también pueden tener depresión. Se calcula que alrededor de un 2% de los niños de 6 a 12 años sufre depresión. Y del 4 al 6% en la franja de esas de 12 a 14. La incidencia en niños y adolescentes cada vez es mayor. No se saben con certeza las causas, pero seguramente el uso de las Redes Sociales y todo lo que ello conlleva tiene algo que ver.

     

    ¿Cómo ayudar a un ser querido si creo que tiene depresión?

     

    Solo con estar ahí ya estás ayudando mucho. Poco más puedes hacer. Imagina que tuviera rota una pierna, ¿te plantearías si puedes ayudarle? Pues esto es igual. Puedes animarle a buscar a un especialista, pero sin presión. Esto es importante, no presionar a la persona que está sufriendo.

     

    A veces por querer ayudar, por nuestras ganas de que haga algo que le ayude a salir de ahí, nos volvemos demasiado insistentes. Dale espacios a esa persona para que hable, para que se desahogue. Explícale qué te preocupa y por qué es importante que busque ayuda. Demuéstrale tu apoyo incondicional pero sin sobreproteger demasiado. A veces hacemos todo por la otra persona y esto se vuelve contraproducente. Si le hacemos la cama, la comida, le llevamos en coche y le hacemos la compra, le quitamos toda actividad en la que podría sentirse útil. Es importante ayudar sin sobreproteger.

     

    Anímale a que busque ayuda y recuérdale que tú le acompañarás en el proceso.

     

    ¿Qué hacer para superar la depresión?

     

    Me encantaría poder darte “consejos para superar la depresión” pero te estaría mintiendo. La depresión no se cura así. Es algo grave y complejo y cada caso es único.  Seguro que alguien te ha dicho que hagas deporte para superar la depresión, o que aumentes tu vida social. Ojalá fuera tan fácil, pero no lo es.

     

    En la mayoría de los casos de depresión, es aconsejable que psicólogo y psiquiatra trabajen juntos. Tras el diagnóstico, es importante comenzar una Terapia Cognitivo-Conductual. Entre el 80 y el 90% de las personas con depresión logran recuperar un funcionamiento normal en las primeras semanas de tratamiento. En casos de depresión por un trauma, la técnica EMDR es la que da mejores resultados y más rápidos.

     

    Sufrir depresión es muy duro. No te resignes a vivir así. No estás solo y puedes buscar ayuda.