Fobias y Miedos

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    Conoce a Esperanza

    Esperanza, de 33 años, vino a consulta angustiada y con un objetivo claro: Perder su miedo a volar. Miedo que siempre había estado ahí pero que nunca le había molestado, ya que se había buscado la manera de no coger ningún avión. Se excusaba a ella misma diciendo que las vacaciones si eran en coche mucho mejor y que total, para qué irse lejos si lo que tenía cerca era igual de bonito. Pero ahora había empezado a trabajar como ingeniera en una gran empresa, y eso requería viajar al menos dos veces al año a Alemania, con lo que no tenía más opciones que volar. Nos contaba que solo pensar en volar le provocaba taquicardia, sensación de mareo, le temblaban las piernas y de repente aparecía un gran nudo en su estómago. Se sentía tan vulnerable que solo quería huir.

    Algunos datos interesantes sobre las fobias

     

    Se estima que 1 de cada 10 personas en el mundo sufre algún tipo de miedos y fobias, por lo que es uno de los trastornos psicológicos más extendidos en el mundo.

     

    En España, alrededor del 3,8% de la población tiene alguna fobia.

     

    Actualmente, se reconocen más de 400 fobias diferentes.

     

    Las fobias más comunes son la claustrofobia (fobia a los espacios cerrados) y la aerofobia (fobia a los aviones)

     

    Como curiosidad, se dice que Adolf Hitler, Napoleón y Mussolini tenían fobia a los gatos.

     

     

     

    ¿Miedo y fobia es lo mismo?

     

    Sí y no, me explico. La fobia es el miedo irracional o intenso que no se corresponde con un peligro real. El miedo es una emoción más, que nos ha ayudado y nos ayuda a la supervivencia. El miedo nos prepara para la acción, para huir si fuera necesario o quedarnos inmóviles si tenemos que pasar desapercibidos, por lo tanto es muy adaptativo y gracias a él hemos sobrevivido como especie. Si este miedo se convierte en desadaptativo y en lugar de ayudar a sobrevivir molesta, estorba o nos impide hacer ciertas cosas en nuestro día a día, se convierte en fobia.

     

     

    Y entonces, ¿Qué son las fobias?

     

    La fobia es el miedo exagerado o irracional ante algo que no pone en riesgo nuestra supervivencia.

     

    Si existe una fobia, hay una respuesta de ansiedad o de miedo intenso ante ciertas situaciones. Normalmente estas situaciones que generan esta reacción tan desagradable suelen ser evitadas, pero a veces no es posible o la persona tiene que modificar mucho su vida para no exponerse a eso que teme. Por ejemplo, mi querida paciente con miedo a los perros, que daba una vuelta larguísima para ir a trabajar con tal de no cruzar un parque que imaginaba iba a cruzarse con algún perro probablemente suelto. ¿Es muy desadaptativo? Pues a veces sí, porque necesitaba de más tiempo para poder llegar al trabajo y la respuesta de ansiedad si por casualidad se cruzaba con alguno era muy elevada. En este caso podía adaptar su día a día a su fobia y se lanzó a venir a consulta cuando fue mamá y seguía sin querer ir al parque con su hija por miedo a los perros. Aquí la fobia se volvió mucho más desadaptativa. Otras personas pueden rechazar puestos de trabajo si su fobia a conducir les impide coger un coche para desplazarse o vivir en pisos altos por su miedo a las alturas.

     

    Tipos de fobias:

     

    Fobias específicas o simples:

     

    Se las llama así porque tememos un objeto o situación concreto. Dentro de ella también hay varios tipos dependiendo del estímulo fóbico:

    Miedo a los animales

    Es un miedo irracional de las personas a un posible daño. Los miedos más comunes son a los insectos o a los perros.

    Miedo al entorno natural

    Hay muchos tipos, pero entre los más comunes de encuentran, el miedo a las alturas, al agua, o a las tormentas.

    Miedo a la sangre

    Las personas con fobia a la sangre temen desmayarse o marearse cuando se están realizando un análisis o ver una aguja.

    Miedo situacional

    Miedo intenso a una situación concreta o un escenario especifico, como el miedo a volar, a los espacios cerrados, a los ascensores…

    Fobias complejas:

     

    Incapacitan aún más la vida diaria de la persona que las padece. Algunos tipos son:

    Fobia Social

    Las persona que la padece se ve expuesto al examen por parte de otras personas, por tanto generará mucho miedo o malestar en situaciones sociales, tendiendo a evitar cualquier interacción. Cuando alguien con fobia social se enfrenta a estas situaciones, tiene miedo a ser rechazado o humillado, y estará muy pendiente de si los síntomas de ansiedad son o no visibles para los demás, lo que empeorará aún más la situación. Es importante trabajar esta fobia en sus inicios, para evitar que puedan aparecer otros trastornos como la depresión, ya que somos seres sociales y por tanto necesitamos a los otros para tener bienestar.

    Agorafobia

    Podría resumirse como el miedo a salir de casa. Miedo a no disponer de ayuda si aparecen síntomas de pánico o incapacitantes. Por lo tanto una persona que padezca agorafobia tendrá miedo a usar el transporte público, a estar en espacios abiertos, a ir a centros comerciales… en general cualquier cosa que sea salir solo de casa. Para poder trabajar este trastorno, se puede optar por un tratamiento psicológico, farmacológico o combinado. La decisión del tipo de tratamiento va a depender de las preferencias del paciente, así como de la gravedad de los síntomas y la incapacidad funcional que provoque

    ¿Cómo sé si tengo una fobia? ¿Cuáles son los síntomas?

     

    Existe fobia cuando reaccionamos con ansiedad severa ante un estímulo que no es peligroso en sí mismo. Tras esa ansiedad, intentarás evitar ese estímulo o huir. Lo reconocerás fácilmente, hay fobia cuando siento temor a situaciones o cosas que la mayoría de personas no las encuentran peligrosas.

     

    Los síntomas son:

     

    Síntomas físicos: Cuando te expones a ese estímulo fóbico probablemente sientas que tu respiración y ritmo cardíaco se acelera, temblores, sudoración, sequedad de boca, mareos, escalofríos…

     

    • Síntomas psicológicos: pensamientos de alarma, distorsionados y catastróficos. Por ejemplo si tienes fobia a volar, pensarás que puedes tener un accidente en pleno vuelo. En este caso sería un pensamiento distorsionado porque aunque es posible es muy poco probable que eso suceda. A veces sentimos vergüenza por el miedo, al ser consciente de que es un temor irracional, pero aún así no puedes controlarlo.

     

    • Síntomas conductuales: si tienes fobia evitarás a toda costa el estímulo temido o huirás si te enfrentas a él.

     

    Para saber más del estrés puedes pinchar aquí:

     

     

    ansiedad estrés

     

      

    ¿Por qué tengo miedo o fobia?

     

    A veces creemos que si hay una fobia tiene que haber existido una experiencia traumática, pero no siempre es así. Hay quien puede tener miedo a los espacios cerrados porque una vez se quedó encerrado en uno y quienes no han necesitado vivir esa experiencia para desarrollar el miedo; o quienes tienen miedo a las alturas sin haber vivido nada peligroso antes. Además, cuando tenemos ansiedad es muy probable que generemos algún miedo o fobia, ya que la ansiedad nos hace ver el mundo desde la alerta, como si tuviéramos que tener cuidado, por tanto, será muy probable que empecemos a temer cosas que antes no nos daban ningún miedo.

     

    Hay otros factores que pueden aumentar el riesgo de tener una fobia:

    Miedos aprendidos

    Es un factor muy común que se repite en consulta. Muchas veces aprendemos reacciones fóbicas cuando somos niños porque algún adulto de nuestro alrededor responde con miedo ante ciertas situaciones. Si ves a tu madre, tu padre o cualquier persona de referencia asustándose porque ve una araña, o se pone nervioso al conducir o al montar en avión, o te dice decenas de veces que no te asomes por ahí, que está muy alto, tendrás más posibilidades de tener una fobia.

    Tu temperamento

    Aunque lo que vemos es muy importante, cómo somos también, y detrás de la genética y la forma de ser también hay más o menos vulnerabilidad a tener una fobia. Por ejemplo las personas muy sensibles, inseguras o con poca apertura a la experiencia podrán desarrollar con mayor facilidad una fobia.

    Ciertas creencias familiares transmitidas

    Por ejemplo, en familias donde se inculca el pasar desapercibido y no llamar la atención, será más fácil encontrar a personas con miedo a hablar en público.

    Enterarte de experiencias negativas

    A veces desarrollamos fobias específicas si alguien nos cuenta, vemos en la tele leemos algún evento peligroso, como un accidente aéreo o de coche. Depende cómo reacciones al enterarte, y cómo lo interpretes a nivel cognitivo (pensamiento) y emocional, podrás generar una fobia.

    Y por supuesto, como ya anticipábamos antes, el haber vivido una experiencia traumática, nos predispone a generar miedo. Por ejemplo, si de niño o de adolecente vives un accidente de tráfico, tu cerebro puede aprender mediante asociación que los coches son peligrosos y que es mejor evitarlos. Y cuando te expongas a un coche sentirás la emoción que viviste aquel día de miedo.

     

    Además, como ya hemos comentado antes, cuando comienza una fobia, tenemos dos mecanismos de respuesta: la huida o la evitación. ¿Qué pasa entonces? Que tenemos ansiedad pensando en nuestro miedo, y si lo evitamos o huimos, la ansiedad se reducirá, así que nuestro cerebro aprenderá que sin ese estímulo estamos más tranquilos, lo que reforzará el mantenimiento del miedo.

     

     

    ¿Qué consecuencias tiene sufrir una fobia o miedo?

     

    Depende. Hay fobias con las que se puede vivir y prácticamente no modifican tu día a día. Pero hay otras fobias que se vuelven muy incapacitantes y pueden afectar a todas las dimensiones de tu vida.

     

    Por ejemplo, la fobia a hablar en público puede repercutir en tu trabajo o tus estudios, la fobia social puede hacer que te aísles del mundo y de la vida social o la fobia a volar puede hacer que te pierdas un montón de lugares que te encantaría visitar.  Otro tipo de fobias, como la fobia a la sangre, puede repercutir en tu estado de salud, ya que son personas que pueden estar años sin hacerse un chequeo médico.

     

    Además suele dañarse la autoestima, ya que racionalmente la persona entiende que su miedo “no es para tanto” en cambio, no puede evitar sentirlo, lo que le genera mucha frustración y creencias de que no es válido.

     

    En general las fobias suelen disminuir bastante la calidad de vida, ya que al evitar las situaciones temidas se limitarán algunos planes que podrían proporcionarte bienestar.

     

     

    ¿Cómo se supera una fobia?

     

    Si tu fobia es consecuencia de un evento traumático, la mejor opción es utilizar la técnica EMDR, (pinchar a EMDR)

     

    Si no, la Terapia Cognitivo Conductual (llevarles a TCC)  es la que mejor resultados obtiene. Junto a tu psicólogo trabajarás:

    • Exposición progresiva a aquello que temes. La consulta será tu lugar seguro y comenzarás a hacerlo por imaginación. En las fobias que sea posible lo harás también vivencial

    • Reestructuración cognitiva: ¿Y esto en qué consiste? Pues en identificar y modificar esas ideas catastróficas que tanto daño te están haciendo.

    • Aprenderás técnicas de manejo de la ansiedad. Una parte muy importante del tratamiento contra las fobias.

    ¿Tengo que tratarme si tengo fobia?

     

    Depende de ti. Y probablemente esto no lo diría con ningún otro trastorno. No deberíamos acostumbrarnos al sufrimiento y a no estar bien, no deberíamos limitar nuestra vida pudiendo trabajar en ello para superarlo. Pero en el caso de las fobias siempre hago una pregunta: ¿tu fobia modifica algún aspecto de tu vida, por pequeño que sea? Si respondes que sí, ¡pide ayuda! Si respondes que no… pues quizás no tengas la motivación suficiente para superarla. Vayamos a algún ejemplo:

     

    Si una persona tiene fobia a volar y no le gusta viajar, su fobia no le modifica nada en la vida, por tanto, no será necesario tratarla. Pero si eres una persona a la que le gusta visitar lugares nuevos, te animaría sin duda a que te pusieras en manos de un profesional para superarla, porque en ese caso sí que estarías prescindiendo de una parte importante en tu vida.

     

    Por ello la gravedad de una fobia depende de en qué grado modifica tu día a día. Lo que sí tenemos que tener en cuenta es que a veces no nos modifica mucho el día a día pero sí nos impide disfrutar de él. Por ejemplo si por tu miedo a las arañas no vas al campo, te estás perdiendo un maravilloso día de excursión, o no ver Nueva York desde las alturas si tienes miedo a subir tan alto. ¿Modifica mucho tu vida? Pues seguramente no, pero no te permite conectar con momentos muy placenteros.

     

     

    Fobias “curiosas”:

     

    Desde mi punto de vista, desde los medios de comunicación nos hablas de fobias para todo y a mi parecer inventadas, por ejemplo la nomofobia, o fobia a no tener el teléfono móvil. Sinceramente en este caso yo hablaría de adicción y no de fobia, pero es una palabra que está utilizándose con relativa frecuencia últimamente en ciertos medios.

     

    Otras fobias raras pueden ser:

     

    • Hexakosioihexekontahexafobia o miedo al número 666. Todavía no me he encontrado a nadie con esta fobia pero existe. Son personas que evitan a toda costa este número y reaccionan desde el miedo cuando se tienen que enfrentar a él. Y tú podrás pensar, ¿pero cuántas veces nos enfrentamos a este número a lo largo de la vida? Pues te cuento que muchas más veces de lo que crees. Cuando algo tiene miedo a algo, conecta todos sus radares para identificar cuando aparece, están en constante alerta, y por ejemplo, el 666 puede encontrarse en números de teléfono o matrículas.

     

    • Coulrofobia o miedo a los payasos.

     

    • Ombrofobia o pluviofobia: miedo a la lluvia.

     

    • Ceraunofobia o miedo a las tormentas o a los truenos.

     

    • Hipopotomonstrosesquipedaliofobia: miedo a las palabras largas.

     

    • Turofobia: miedo al queso. Para las personas que lo padecen, oler, ver o estar cerca del queso les produce mucha ansiedad.

     

    • Xantofobia: miedo al color amarillo. Realmente hay una fobia para cada uno de los colores. Una de las causas puede ser porque los colores nos recuerdan a situaciones y emociones, esto explicaría por qué hay personas que responden con ansiedad ante ciertos colores.