
09 May Flexibilidad mental, viajes y felicidad 🌎¿Qué relación tienen?
Poco se habla de la flexibilidad mental, cuando es una de las habilidades más importantes para conseguir el bienestar y saborear la vida de verdad.
Pero empecemos por el principio, ¿qué es la flexibilidad mental?
Es esa competencia que nos permite ver las cosas desde varios puntos de vista, lo que hace que podamos dar varias posibles respuestas o soluciones ante un determinado problema o situación. Es esa capacidad del cerebro para adaptar tanto el pensamiento como la conducta a una situación que está en continuo cambio.
Por ejemplo, tengo un billete de tren, llego corriendo a la estación pero es demasiado tarde y el tren ya se ha ido. Una persona con flexibilidad mental pensará en otras posibles opciones: cambiar el billete y salir más tarde, modificar el destino, aprovechar para hacer X cosa que está cerca de la estación, buscar otras maneras de llegar al destino que tenía en mente en otro medio de transporte, alquilar un coche…
Lo contrario sería la rigidez mental. Esa manera de ver la vida desde tus propios esquemas mentales sin ser capaz de modificarlos. Frases del tipo: «No voy a probarlo, sé que no me gustará», «Me da igual lo que digas, ya sé la respuesta», «Esta forma es como lo hago siempre y no me va tan mal», «Mejor seguir así que cambiar algo, no vaya ser peor el remedio que la enfermedad», «si lo que tenía pensado no sale, no lo voy a hacer de otra manera»… y un largo etcétera. ¿Te suena?
Seguro que conoces a alguna persona que cree tener siempre la razón, que no escucha otros puntos de vista, que piensa que las cosas son así porque sí, porque es lo que ha aprendido y no va a cambiarlo ahora. Personas con muchos sesgos y que siempre se enfrentan al mundo desde su mismo punto de vista, aunque no siempre les funcione, siguen utilizando esos mismos esquemas. Rígidos en sus creencias y hábitos.
Ser mentalmente flexibles nos hace tener más capacidad para adaptarnos al medio, es decir, ser más resilientes. Hace que nos den menos miedo los cambios (¡ojo! que no dejamos de ser humanos y el miedo tiene su función) Pero nos pone en una actitud activa ante los imprevistos, permitiéndonos escuchar, sentir cosas nuevas y abrir el abanico de posibilidades.
Las personas que viajan, que viven fuera, que conocen otras culturas, tienden a ser más flexibles mentalmente. No es desde luego la única manera de mejora esta capacidad, pero sí que es una de las más potentes. Hablamos con personas de culturas diferentes, nos adaptamos a unos horarios a los que no estamos acostumbrados, probamos comidas, nos interesamos por hobbies típicos del lugar, nos enfrentamos a situaciones que no nos son familiares…
Cuando alguno de mis pacientes que vive o ha vivido fuera me dice “Virginia no soy capaz de resolver este problema”, siempre digo lo mismo. “Si has sido capaz de gestionar una mudanza de un país a otro, abrirte una cuenta, buscar casa, empezar de 0, acoplarte a una cultura diferente, y un largo etcétera, créeme, eres capaz”
¿Y qué más ventajas tiene ser mentalmente flexible?
Las personas mentalmente flexibles, tienen más capacidad de conseguir sus propios objetivos y además disfrutar del camino. Si tenemos esta capacidad, nos permitiremos cambiar si lo que estamos haciendo no funciona o simplemente si aparece una opción que nos guste más. ¿Y esto por qué? Porque tendrás más facilidad para recoger información del medio, interpretarla desde diferentes puntos de vista y conseguir la respuesta que más se adapte a ti, a tus necesidades y deseos. La flexibilidad mental hace además que estemos más abiertos a la experiencia, que queramos innovar y vivir cosas nuevas.
¿Y qué pasa en esas situaciones que no dependen de nosotros? ¿Qué nos vienen dadas?
Pasa que te adaptarás mejor. Por eso hablaba antes de la resiliencia y su relación con la flexibilidad mental. Serás capaz de adaptarte mejor ante aquellas cosas en las que no tengas el control.
¿Cómo mejorar la flexibilidad mental?
Sería interesante que empezaras a tener conciencia de tu piloto automático. De todas esas cosas que haces por costumbre sin preguntarte realmente el por qué. Empieza a cuestionarte ciertas maneras de pensar que das por válidas pero que quizás hace tiempo que no pones a prueba.
Además, aquí te doy tips para empezar hoy mismo a desarrollarla.
- ¿Siempre vas por el mismo camino al trabajo? Prueba otro
- ¿Crees que ciertos alimentos no te gustan? Dales una oportunidad
- ¿Tienes ciertas ideas o prejuicios sobre algo? Escucha a alguien con ideas diferentes, intenta entender su punto de vista, aunque no lo compartas.
- ¿Siempre vas a los mismos cuatro restaurantes a cenar con los amigos? Propón uno totalmente diferente.
- ¿Siempre lees novelas? Dale la oportunidad a otro tipo de lectura.
- ¿Crees que eres malo bailando? Hazlo.
- ¿Tienes la misma playlist que llevas escuchando desde hace años? Prueba a escuchar otros géneros musicales.
- ¿Siempre te relaciones con el mismo tipo de gente? Conoce a alguien muy diferente a ti.
- Piensa en tus hábitos y escríbelos. ¿Todos te gustan? ¿Tienes alguna totalmente automatizado pero no sabes bien por qué?
- Empieza con el mindfulness. Nos ayuda a centrarnos en el presente, lo que nos hace ser más flexibles mentalmente, y responder mejor a la situación que vivimos.