
11 Dic Perder el miedo a hablar en público
¿Por qué tengo miedo a hablar en público? ¿Lo superaré? ¿Cuándo tengo que tratarlo? ¿Por qué no lo he superado ya?
Estas son algunas de las preguntas más frecuentes en consulta sobre como perder el miedo a hablar en público. ¿Cuál es el problema? Que no nos entrenamos desde pequeños a hacerlo y llega un momento de adultos que por unas cosas u otras tenemos que enfrentarnos a ello. Ya sea por defender nuestra plaza ante un tribunal para lograr unas oposiciones o bien para dar una conferencia en el trabajo.
Palpitaciones, sudoración, necesidad de tener algo en la mano para «controlar mis nervios», anticipación de cómo lo haré, ¡qué estarán pensando de mi!…
Aquí hemos contestado las preguntas más frecuentes respecto a por qué tengo miedo a hablar en público. Si tienes alguna otra… ¡solo pregúntanos!
1. ¿Cómo sé si tengo miedo a hablar en público?
Hablamos de miedo a hablar en público cuando se ven afectadas 3 dimensiones: cognitivas, motoras y autónomas.
COGNITIVAS: Con pensamientos del tipo “Diré cosas sin sentido”, “Se van a aburrir de lo que les voy a contar”, “Seguro que se me nota mucho lo nervioso que estoy”, “Me está temblando la voz”, “No voy a aprobar”, “Me voy a quedar en blanco”…
MOTORAS: Escapar de la situación o bien evitarla, siempre que sea posible. Por ejemplo, si tengo una clase donde probablemente vaya a tener que hablar, no acudo, o si es un trabajo en grupo hago lo posible para que sea otro quien lo exponga.
AUTÓNOMAS: Taquicardia, sudación, temblor al hablar, sensación de vacío en el estómago, boca seca, dificultad para tragar.
2. ¿Por qué y cuándo empecé a tenerlo?
A pesar de que se crea lo contrario, probablemente no has vivido una situación especialmente traumática o humillante por la que tengas miedo a hablar delante de la gente.
En un porcentaje muy alto aparece a finales de la niñez o en la adolescencia.
¿Por qué? Porque en la adolescencia nos vemos evaluados por nuestros iguales y además generamos discrepancias entre como nos vemos y como creemos que nos ven los demás. Eso hace que veamos las situaciones donde tengo que hablar delante de un grupo como el lugar idóneo para ser evaluado y juzgado. Aquí entran en juego nuestras distorsiones cognitivas, de las que hablaremos en otro momento.
3. ¿El miedo a hablar en público se supera haciéndolo muchas veces?
No solo haciéndolo muchas veces se supera.
Está claro que exponiéndonos al estímulo que nos provoca ansiedad nuestro cuerpo reacciona cada vez menos negativamente (siempre que el resultado haya sido bueno claro)
Pero hay otras cosas que podemos hacer que nos ayudan a vencer la ansiedad de hablar en público antes de exponernos. Por ejemplo, durante la preparación de una oposición, no tenemos la obligatoriedad de exponer antes del día del tribunal, por ello será poco probable que lo hagamos, pero sí podemos hacer otras cosas previas a ese día para controlar nuestro cuerpo y dejar a nuestra mente pensar cuando nos estamos jugando esa plaza que tanto hemos trabajado para conseguirla.
4. ¿Qué ha facilitado que no se me haya quitado el miedo a hablar en público?
La evitación y el escape son por excelencia las dos conductas que hacen que nuestro miedo a hablar en público continúe. Normalmente evitamos a toda costa hablar en público, y eso en nuestro cerebro actúa de la siguiente manera.
Tengo que hablar en público → me pongo nervioso → evito la situación → me tranquilizo
¿Qué le llega al cerebro?
Que es esa situación la que le perturba, por ello aprenderá que hablar en público no le viene bien y que es mejor evitarla. Pero cada vez que exponemos a nuestro cuerpo a esa aceleración y luego salimos airosos, bien sea porque al final no he dado mi opinión delante del grupo, porque he conseguido que exponga otra persona nuestro trabajo en común o porque he faltado a clase el día que sabía que iba a exponer estamos haciendo ese miedo más grande.
5. ¿Cuándo es aconsejable tratarlo?
En psicología decimos que es importante tratar aquello que es desadaptativo. Desadaptativo es todo aquello que modifica nuestra vida. Y voy a explicarlo con un ejemplo. El miedo a volar para una persona que no le gusta viajar no es desadaptativo (aunque no existiera ese miedo no cogería un avión-no modifica su día a día-) , pero sí lo es para alguien que tiene que coger el avión por trabajo con cierta frecuencia.
Y ¿qué pasa con el miedo a hablar en público? Para algunas personas es más desadaptativo que para otras. Si te estás preparando una oposición donde sí o sí tienes que defender tu examen ante un tribunal o trabajas en una oficina donde tienes que presentar tus proyectos es más desaptativo que para otros, pero pocos nos libramos de tener que hablar en público a lo largo de nuestra vida.